sábado, 12 de marzo de 2011

5 IX 1492. San Sebastián de La Gomera, La Gomera.

 El picaflor en La Gomera

   Pasa la semana siguiente cuando estoy aquí, en La Gomera. Esta isla volcánica de verdad me fascina. Al principio sólo veía la tierra cubierta con rocas pero ahora no puedo dejar de pensar cómo es posible que un territorio tan pequeño esconda tanta belleza. 
   Con mucho gusto visito todos los lugares que me recomienda ver Beatriz. Ella resultó ser una persona muy amable y hospitalaria. Me enseñó a vivir en paz con la naturaleza, algo que antes  nunca me había interesado. Es obvio que si lleva el nombre de mi amada, debe ser una persona increíble. ¿Qué haría sin tenerla a mi lado? Beatriz admira mi valentía, fuerza e inteligencia, me da ánimos y me ameniza el tiempo antes de continuar el viaje. Desgraciadamente todo ese placer no podrá durar siempre. Me quedaría aquí unos días más pero la tripulación me inicita entonces mañana seguimos navegando hacia el oeste. Todo está preparado ya. Me entristece un poco que el momento de mi despedida de Beatriz se acerque pero eso es la vida de un descubridor – tiene que sacrificar muchas cosas que ama para lograr el éxito.  Yo también ya estoy listo para resignar de mi propia alegría.


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