sábado, 7 de mayo de 2011

14 VIII 1495. La Española.

Santa Clara

   Como ya os lo dije, había dispuesto el retorno a España de 12 buques de mi flota, quedándome sólo con las carabelas Niña, San Juan, Cardera y algunas otras. Cuatro barcos más llegaron en los últimos meses con provisiones y la orden de vuelta para mí, ya que la Córona me necesitaba para las negociaciones que se estaban llevando a cabo con Portugal. Pero yo no lo hice y tampoco tengo la intención de hacerlo pronto. No es todo lo que pasó durante ese tiempo. También en febrero de 1495 decidí enviar a Castilla una partida de indios como esclavos pero algunos fueron un poco enfermos. Ojalá su enfermedad no sea grave y sobrevivan el viaje. Esa mitad de año de verdad era durísima, nos trajo muchos fracasos y mucha extenuación. En el verano un ciclón hundió a todos los barcos amarrados a puerto, excepto a mi carabela querida - La Niña, que aunque sufrió algunos daños, fue el único navío que no naufragó. Esto era un acontecimiento muy peligroso y espantoso. Parecía como que nos hubiera atacado un dragón de aire con su enorme fuerza destructiva. Gracias a Dios nosotros estamos vivos. Esta capacidad de mi buque de mantenerse a flote fue determinante para que La Niña sirviera de modelo al primer barco construido en la tierra india. Lo bautizamos Santa Cruz pero ahora lo llamamos La India. Por haber perdurado el fenómeno natural tan vengativo empezamos también usar el nombre primitivo de mi carabela – Santa Clara que había recibido en honor al Monasterio de Santa Clara. Queríamos subrayar que Niña es el barco ya antiguo pero fresco como un soplo de aire y listo para nuevas aventuras como un bebé, por eso era evidente que había que renombrarlo. ¿Que más deciros...? 
   Bueno, desde el principio del 1495 enfrentaba varias sublevaciones indígenas, pero la falta de unión entre los diferentes caciques nativos, facilitó la victoria de las escasas tropas mías. Me alegro mucho pero hay algo que me atormenta. No puedo entender esa repentina actitud hostil de los nativos. Sin venir a cuenta decidieron despropiarse de nosotros. Si las luchas siguen, seremos obligados a regresar a Castilla. Está claro que volveré en un abrir y cerrar de ojos. ¡Que no me olvidéis fieras viles porque en hierba escondidas encontraré tus caras asustadas!


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