viernes, 6 de mayo de 2011

1 X 1494. La Española.

Meses de sufrimiento


   Esperando la respuesta de los Reyes no me aburrí. Era mi obligación como el descubridor iniciar una nueva exploración. Decidí entonces que nuestro propósito sería ya conocida Isla Juana. 
   Cuando bajamos a tierra después de unos días navegando, encontramos dos casas que creyeron de pescadores, por las redes de hilo de palma, cordeles y anzuelos así como aparejos de pesca. Ese lugar es la única preciosidad valiosa, a la cual bautizé como "el río y puerto de San Salvador". San Salvador es el nombre que habíamos dado a Guadahaní junto con los Reyes cuando yo había regresado del primer viaje. Navegando hacia el poniente encontramos también un pequeño río al que bautizé con el nombre de "río de la Luna", poco después uno más grande al que bautizé como "el río de los Mares”. Luego viajando a lo largo de las costas meridionales de Juana vimos una siguiente isla, a la que llegamos el 5 de mayo. Después de haberle dado el nombre de Santiago se me ocurrió una idea de crear un miniestado para mi familia en esa tierra. Pasó poco tiempo y ya tenía que quitarmelo de la cabeza porque a duras penas logré sobrevivir las escaramuzas con los hostiles nativos. Había que escapar de la isla tan pronto como fuera posible. 
   Cuando nos aprovisionamos, volviéramos a explorar el sur de Isla Juana. Las esperanzas de encontrar oro se iban diluyendo, por lo que decidí regresar a Isabela, lo que ocurrió el 29 de septiembre. Allí me enteré de que los Reyes Católicos habían enviado tres carabelas más con provisiones, al mando de mi hermano Bartolomé. Algunos hombres rebeldes, tomaron las naves en las que habían traído las provisiones y retornaron a España. Todavía no me lo puedo creer que mi propia tripulación me hubiera hecho tanto daño. Tampoco espero para que otra vez me envíen las provisiones. La muerte por hambre me parece menos dolorosa que el sabor de la derrota. No sé si vale la pena seguir buscando oro y explorando esas islas pobres en oro pero ricas en milagros de la naturaleza. El cansancio, depresión y desánimo causado por la falta de riquezas legendarias cada día más envenenan a mi gente. ¿Cuándo será capaz de huir de ese callejón sin salida...?

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