martes, 25 de enero de 2011

4 II 1485. Lisboa, Portugal.

La muerte de la esperanza 

   Hoy es el día de la oscuridad y depresión. Me siento como si me hubieran sumergido en la tristeza. No hay nada que me traiga felicidad. Tampoco nadie que me pueda hacer reír. 
   Si recordáis, tuve un encuentro con el rey para convencerle sobre la infalibilidad de mi teoría. En cuanto el encuentro empezó, me enteré de que el rey había encargado a un grupo de consejeros denominado Junta dos Matemáticos que analizara mi proyecto. Finalmente desestimaron la empresa. No sé que hacer ahora. Sacrifiqué todo por mis deseos: mi trabajo y dinero, el tiempo que necesita mi hijo. Ahora quiero quemar el monumento de mi estupidez... Puedo quemar los mapas y mis agendas que en este momento no tienen ningún valor, pero que hacer con mis pensamientos... ¡No olvidaré de mis sueños! ¿Qué es lo que debería hacer ahora? ¿Dejar todo eso y seguir trabajando como antes? Me voy a dar una vuelta al aire libre. Espero que un paseo por el puerto le alivie a mi pensamiento.

  


No hay comentarios:

Publicar un comentario