martes, 15 de febrero de 2011

3 I 1486. Córdoba, Castilla.

Nueavas oportunidades
 
   Últimamente he trabajado del amanecer al anochecer. Quiero que mi proyecto sea perfecto antes de presentarlo delante de los grandes reyes - Isabel I de Castilla, llamada la Católica y Fernando II de Aragón, el Católico. Espero que acepten mis ideas. Tienen dinero, poder y son más valientes que el rey Juan II. Si tuviera tanto poder, podría hacer todo lo que quiero. Mi autoridad me dejaría organizar esa expedición sólo por mí mismo. La gente también querría ir conmigo de esa viaje para poder participar en la más grande aventura de la historia del mundo. ¡Qué pena que mi patrimonio actual no sea suficiente para realizar mis planes! Quizás esa travesía me traiga muchos beneficios económicos y pueda continuar descubriendo esas tierras desconocidas del oeste. 
   Los últimos días encontré a mucha gente lista que quiso escucharme. Finalmente alguien aprecia mi ingenio. Entre ellos son dignatarios de la reina: Enrique de Guzmán y Luis de la Cerda. Consideran que mi viaje puede dar a Castilla grandes oportunidades. Es obvio que todo iré sobre ruedas. En cuanto los reyes se den cuenta de que tengo razón en todos los aspectos de mi teoría, me darán los mejores barcos suyos, unos hombres del ejército para que me protejan y todo lo que quiera. Bueno, primero hay que estar paciente. Generalmente las cosas más deseadas vienen cuando menos las esperamos. Siento que ahora alcanzaré mi objetivo tanto más que me apoya Beatriz. 
   Estoy tan alegre cuando se sienta junto de mí y sigue diciendo que me ama besando mis manos cansados por escribir y sucios con manchas de tinta. ¡Vivo por adorarte amada mía entonces déjame hacerlo hasta que se apage la luz de mi corazón!


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